Pequeños placeres de la vida 7

Algo que me relaja muchísimo y que me deja la mente completamente en blanco es cuando viajo en bus o en tren, sentarme al lado de la ventana y mirar como el viento agita la hierba. Ver como las espigas bailan todas al mismo son de una música que sólo ellas escuchan. Ver como el aire acaricia el color verde y lo llena de vida, de movimiento, igual que un pequeño mar. Quedarme en mi mundo viendo la hierba correr sin moverse de su sitio. Me encanta ver cómo se mece al compás del viento.

- Mira cómo va esa vestida: parchis, chis, chis, parchis, chis, chis... sólo le falta algo rojo. Le puedo dejar mi maleta para que lleve todos los colores...
- Ufff, si hace días que no juego al parchis...
- ¡Vamos a jugar! ¡Saca las cartas!
- ¿Cartas? ¿Y cómo se juega al parchis con cartas?

Después de un día frenético, con trenes, taxis, hospitales y una buena noticia, pierdes el "oremus" y ya no sabes ni qué dices, pero al menos, te ries.

Hay momentos...

Hay momentos...
... en que no se tienen ganas de nada.
Ni ganas ni fuerzas, te levantas por la mañana pensando: "un día más, me gustaría quedarme durmiendo y no salir de la cama". Pero tienes que levantarte y hacer algo, sino las poquitas ganas o fuerzas que puedas tener las vas a perder definitivamente.

Así es como funciono: llevo un año bastante malo en cuanto a bastantes cosas pero cada día intento hacer algo, por poquito que sea, aunque nada más sea lo mínimo, y así he tenido días en los que aun he sentido ilusión por algo. Si me hubiera dejado llevar por el instinto (que sólo me pedía cama) me hubiera perdido por completo.

Ahora mismo puede que esté bastante peor que de costumbre, las noticias que llegan a mi vida no son nada buenas ni esperenzadoras, y por si fuera poco tengo que ser un apoyo para otras personas porque no quiero que nadie se derrumbe por mi culpa. Y aunque algunas de esas personitas no se merezcan mi ayuda y yo no tenga fuerza para nada, voy a sacar fuerzas de donde sea.

No sé cómo he llegado a esa determinación cuando llevo toda una semana pensando lo contrario, pero ayer sentí que merecía la pena por una sonrisa. Tragarme el orgullo y olvidar todo lo malo para sacar a otras personas de su propio pozo, aunque no sea mi mejor momento ni se lo merezcan. Pero voy a hacer todo lo que esté en mi mano.

Yo voy a ser mi propio apoyo para conseguirlo, voy a procurarme mi propia felicidad.
Esa es mi respuesta: voy a apoyarme en mi misma, voy a ser fuerte.

Echo de menos...

Echo de menos...
...los momentos mágicos de los inicios de la relación, las llamadas absurdas sin nada que contar pero con mogollón de significado, los besos robados, las caricias furtivas, las mariposas en el estómago, los planes juntos, la complicidad, el sentirme especial...

¿Cómo hemos llegado a este punto?

Perdida

Soy incapaz de encontrar la ilusión. Se ha ido, sin más, y sola no la puedo encontrar.
Y para colmo, cuando algo puede ir mal, no va mal, sino que va peor. Y así no se pueden hacer las cosas.

Tras el sonido del teléfono sólo aguardan malas noticas o palabras sin vida que no gusta escuchar, y cada vez me hundo más. Todas esas pequeñas cositas a las que te quieres agarrar se desmenuzan en tus dedos y es imposible salir del laberinto de dudas en el que te encuentras.

No me encuentro en una buena época, de hecho este año no ha empezado muy bien que digamos, casi como terminó el anterior, y me hice la promesa de que las cosas iban a ir bien, porque de lo contrario iba a cambiar de rumbo, pero sigo en el mismo camino que a veces parece no conducir a ninguna parte.

Mujer de hielo

Puedo ser tan fria como el hielo, incluso más.

También puedo ser dura, aunque bien es cierto que puedo romperme en cristales helados. Todo empieza con una grieta de dolor y puede terminar en mil pedacitos que poco a poco se vayan derritiendo dejando un pequeño charco de lágrimas.

Pero aunque puedo ser fría y dura, también puedo derretirme, con el calor, el tiempo y la atención necesarios.

- Que no me hagas más cosquillas, que a la próxima que te me arrimes te tiro el cubata por encima.
- Vosotras no sois muy simpáticas...
- Perdona, pero yo simpática si que soy, lo que pasa que soy simpática selectiva.

(Moraleja de la noche: las indirectas no valen con los babosos de discotecas, hay que ser basta).

Silencio

Calla y escuchamé. O mejor aún, calla y escucha. El silencio, eso es lo que quiero que oigas.

Nada, las palabras han abandonado la estancia, pero no es un silencio incómodo, me gusta, y es raro, porque la naturaleza humana suele ser partidaria de no dejar espacios en blanco. En cuanto el tema de conversación se agota, corremos a pensar en lo siguiente que llenará ese hueco silencioso y muchas veces somos incapaces de escuchar simplemente el silencio en compañía de otra persona.

La verdad que me siento afortunada de tener personas a mi alrededor con la que me siento a gusto estando callados. Es una complicidad diferente que tengo con muy poquitas personas (creo que puedo contarlas con los dedos de una mano) pero es una sensación muy placentera.

Por eso quiero que te sientas dichoso de que quiera escuchar el silencio contigo. Por eso, calla y escucha...

Amistad

Amistad
Se pueden tener muchos amiguillos y colegas a lo largo de la vida, pero al final, pocos son los que de verdad valen la pena. Con pocos puedes contar cuando necesitas verdadero apoyo y tienes grandes problemas. Esos son los que vale la pena conservar.

He tenido algo de mala suerte en ese aspecto. Ya desde bien cría me junté con otras 2 chicas que fueron mis mejores amigas del colegio. Las 3 éramos una piña, pero cada 2 por 3, una se enfadaba con la otra y entonces la que no tenía nada que ver con la discusión se ponía de parte de la primera dejando a una fuera. Completamente sola. Ya dicen que los niños son crueles. Con el paso del tiempo, una de nosotras cambio de colegio y aunque prometimos que las cosas iban a seguir como siempre, no fue así. Ella cambio de amistades y todo lo que habíamos compartido se terminó, quedó en el olvido. Hoy todavía las veo, y no pasamos de un hola, qué tal, me alegro de que estés bien, como si fuéramos simples conocidas.

Luego llegó el instituto, y con él la pandilla de amigas con las que empiezas a salir y a experimentar. Bendita adolescencia, qué pocos problemas teníamos y que gordos nos parecían. Eso de estar en el recreo y que Fulanito no te mirara era lo peor que te podía pasar, pero si por el contrario pasaba por tu lado y te saludaba, era todo un festival de gritos y abrazos cursis. El caso, que teníamos buena pandilla, con nuestros más y nuestros menos, como todo el mundo, pero al final, con el paso de los años, los "novios" y las distintas carreras y motivaciones, nos hemos distanciado mogollón, de manera que algunas hace años que no las veo y con otras voy teniendo algo de contacto esporádico.

Pero hace 12 años te conocí. No eras como las demás, eras más parecida a mí. Tus padres y los míos parecían sacados del mismo patrón y poquito a poco nos fuimos conociendo hasta que llegué a llamarte mi mejor amiga. Los recreos eran para estar juntas, los findes eran para estar juntas, y cuando no compartíamos clase, nos escribíamos cartas con nuestras historias. El grupo se distanció, pero tú y yo aguantamos. Hasta que llegó el momento de irnos a estudiar fuera. Cada una con su pareja y con muy poco tiempo para lo demás. Dejamos de vernos y el contacto también disminuyó muchísimo, pero hoy me alegra poder decir que este año la cosa ha cambiado. Has vuelto a venir a verme, hemos vuelto a hablar como antes, y ayer concretamente volví a sentirme como la niña de 12 años que tenía una mejor amiga con la que podía contar para todo, sin importar nada.

Nos habremos fallado la una a la otra, seguro, pero es un gustazo poder decir que no hemos perdido lo que teníamos. Siento que te tengo aunque estés a unos pocos kilómetros y sé que tú también lo sientes.

La verdadera amistad es lo que tiene, está para lo bueno y lo malo, y siempre se puede contar con ella. Gracias pequeña :)

Pequeños placeres de la vida 6

Pequeños placeres de la vida 6
Visto que el frío se resiste a dejarnos (suerte que aún no he quitado mis sábanas de pelo de la cama, jeje) hoy voy a disfrutar de otro pequeño placer de la vida: el calor de la calefacción en mi espalda.
  • Instrucciones: coger un buen libro y un cojín, ponerse ropa cómoda y dirigirse a un radiador de casa. Poner el cojín en el suelo y sentarnos encima con la espalda pegadita al radiador. Para mí, es una gozada.

Dónde viven los monstruos

Película basada en el libro del mismo nombre que tuve que leerme para la asignatura de literatura infantil. La verdad que me hizo gracia ver la imaginación del pequeño Max, que no quiere cenar y acaba en un mundo un tanto peculiar. Cuando vi que iban a hacer la película me alegré y me picó la curiosidad de cómo iban a hacer una película de unas pocas páginas en las que predominaban los dibujos y el poco texto. Ayer por fin pude verla, y la verdad que no la esperaba así, digamos que es un pelín extraña, pero los monstruitos están super logrados y hay escenas curiositas de ver.

- Estoy agobiado porque no sé si el sol se va a morir.
- ¿El sol?
- ¡Mirad! ¡No ha salido! Se ha muerto, se ha muerto. Es de día.
- El sol no se ha muerto, es de noche.
- ¿Cómo lo sabes? Ya no puedo fiarme de tí.

Me gusta escuchar...

Me gusta escuchar...
  • El sonido de mis dedos sobre las teclas del ordenador cuando escribo algo que me sale directamente del corazón.
  • El silencio cuando estoy tranquila y despreocupada.
  • La risa de un niño pequeño o simplemente una risa pegadiza.
  • La música de fondo cuando cojo mis pinceles y vuelvo a pintar.
  • La naturaleza.
  • El sonido al pasar las hojas de un buen libro.
  • Un susurro cerca de mi cuello.
  • Las olas.
  • A mi madre en la cocina.
  • Una respiración acompasada a la mía.
  • Un mensaje o una llamada inesperada.
  • El timbre en un día de soledad.
Pero especialmente me gusta escuchar un Te quiero sincero que no se quede en meras palabras.

Flipando

Flipando
¡Yo es que de verdad alucino con la gente!
¿No se puede tener un poquito de personalidad o qué?
¡Qué bonito es eso de ir copiando textos ajenos y apropiártelos, sin siquiera saber admitir que eso que tienes puesto no ha salido de tu cabeza! !Que lo has visto por ahí y te ha gustado, y por eso ya tienes derecho a ponerlo como si fuera tuyo!

Vale que Internet es una red donde cada uno puede poner lo que quiera, pero un poquito de personalidad y madurez por favor. Si la cosa fuera de otro modo, me podría hasta sentir halagada porque otra persona considere mis palabras dignas de publicación por ahí, pero PIDE PERMISO!!!!!! que no cuesta nada!

Este blog tiene una licencia que dice que todo lo aquí escrito y las fotos firmadas con mi apodo son propiedad privada. La próxima vez que vea algo mío por ahí, tomaré medidas.

Estoy cansada de ver tablones de tuenti con mis cosas, y lo más gracioso, es que cuando pregunto de dónde ha salido eso, me dicen que no es de mi blog. ¡Anda ya!