Aterrizando

Segundo día de clase superado con éxito.Si llego a escribir ayer en el blog, todo lo escrito hubiera tenido un tinte de desesperación bastante nefasto, así que ayer preferí descansar y centrarme un poquito.


Llegué al cole con los compis, porque tengo la suerte de poder hacer rueda desde mi pueblo al cole. En el centro estamos tres de Monzón y una chica de Barbastro, así que podemos compartir coche, lo cual es un ahorro y siempre es mejor viajar acompañado. Entregué los papeles de la adjudicación de mi plaza y me soltaron sin contemplación en el aula. No os voy a aburrir con detalles, pero mi día de ayer no fue precisamente el mejor de mi vida. Muchas cosas a controlar en muy poco tiempo, sin conocer nada ni nadie, es duro. Terminé el día con la sensación de no ser capaz de desempeñar mi trabajo. Pero no hay nada como recapacitar y planificarte las cosas pensando en las poquitas cosas que averigüé ayer de mi clase. 

Sin lugar a dudas, hoy me he desenvuelto mucho mejor y he empezado a disfrutar de mis peques, que la verdad que tengo una clase muy bonica (quitando a algún bala que necesita que le paren un poco los pies...). Además de tener la suerte de que mi compi de coche de Barbastro, es mi compañera de nivel, y la moza es un cielo que me explica todo lo que le pregunto. 

Sigo sin saber cuánto tiempo estaré en este colegio, pero creo que pueden salir cosas muy buenas de esta experiencia.

PD: lo peor del día de hoy es que uno de mis nenes ha traído unas setas para verlas con los demás niños y se me ha llenado la mesa de gusanitos blancos. PUAG

Vuelta al ataque

Vuelta al ataque
Y tras varios días de incertidumbre, tras rechazar dos plazas de Teruel y Zaragoza, tras ver como plazas que me interesaban se las llevaban otros,... ahora ha llegado mi momento: vuelvo al curro, esta vez en un cole en Huesca, la ciudad que me vio formarme como maestra.

Ayer aparecí la segunda en la lista, y sólo había una plaza de Huesca. Por suerte, el chico de delante es de Zaragoza y ha escogido una plaza de allí, así que hoy llevo todo el día como una moto, cantando y diciendo tonterías, con una sonrisa enorme en la cara y unos nervios que no me caben en el cuerpo. Porque tengo muchas ganas de trabajar y de estar con nenes, pero siempre me pasa que me entra el miedito de cómo será el cole, los compis, los niños y cómo lo haré yo...

Por lo pronto, sumamos muchas ganas y mucha ilusión a esos nervios que están alojados en mi estómago y que se extienden a todas mi ser a la velocidad de la luz. No sé cuánto tiempo será, pero si sé que lo voy a disfrutar.


La profe vuelve al ataque :)

Una niña especial

Una niña especial
Ella tiene 11 años y hasta hace 2 nunca había salido del Sahara.
Es por eso que ella es afortunada, no todos los niños tienen esa oportunidad, y ella ha podido disfrutarla durante dos veranos.

Desconozco cómo fue su primer verano, porque no tuve la suerte de conocerla. Pero este verano he podido maravillarme con ella y eso ahora ha dejado una marca muy grande en mi corazón.

Llegó con sus construcciones peculiares a la hora de comunicarse, ya que el idioma es una de las barreras que ha tenido que superar (además de llevar un audífono ya que es sorda). Pero a su vez, llegó con una frescura y una sonrisa inimaginables. Me siento orgullosa al decir que he pasado parte del verano jugando con ella, que me buscaba cada mañana para saludarme, que algunas de las tonterías que hice para hacerla reír se las ha estado repitiendo a mis compañeros durante todo el verano. Y era genial verla partirse de risa por algo que tan sólo ella y yo entendíamos. Que una niña que no sabe escribir ni leer ni dibujar, porque hasta hace nada no sabía qué era un lápiz o un folio, te haga dibujos casi todas las semanas, es algo precioso. Porque implica un esfuerzo y unas ganas de aprender que no todo el mundo tiene. Y eso es algo que me quita las palabras. Mi respuesta a este tipo de gestos fueron algo tan universal como un abrazo. Y sé que eso era lo que ella buscaba.

Ella ha tenido un verano mágico, porque ha tenido un montón de vivencias que en otras circunstancias no hubieran sido posibles. Pero también es cierto que tiene que ser difícil, porque su familia está lejos, y aunque aquí está bien, los echa de menos. Lo sé porque en sus últimos días, me hacía la cuenta atrás del momento de su partida. Y a mí cada día se me rompía un poquito más el corazón. 

Seguramente no la vea más, porque al despedirse nos dijo que este iba a ser su último verano aquí, pero tengo que dar gracias por haber conocido a alguien tan especial, con tantas ganas de vivir y con la sonrisa más maravillosa que nunca he visto. 

Y el último día de trabajo, el jefe nos hizo un regalo. Una foto de todos los monitores con ella. Su perfecta sonrisa brillando mientras nosotros la abrazamos. Y cada vez que miro esa foto, o los dibujos que me hizo, o su pulsera de gomitas que me regaló, no puedo evitar sonreír y echarla de menos.

Contrariedades de la vida 45

Contrariedades de la vida 45
Ayer por la tarde acabé deprimida. Primero porque el buen tiempo definitivamente ya nos está diciendo adiós, y segundo por lo que me tocó hacer: despedirme de mis sandalias y mis zapatillas de verano hasta el año que viene.

Ayer por la tarde me tocó empezar con el cambio de temporada. Sacar de mi armario (ojalá tuviera un armario más grande, aunque seguro que lo acabaría llenando) las cajas de los zapatos de verano, subirme a la escalera y bajar del armario del baño, las botas de invierno. Admito que volver a ver mis botas me gusta. Los botines últimamente me pierden. Pero recoger toooodo lo de verano y sacar lo de invierno... 

Ahora me queda la ropa, me resisto, pero poco más puedo aguantar con el cajón lleno de camisetas de tirantes y shorts... Ayy...