El único modo que debería ser válido para romper una relación, es cuando las dos personas están de acuerdo y ambas han dejado de sentir. De otra manera, siempre es una putada...

27 de marzo

27 de marzo
Hace un año, el teléfono nos arrancaba de la cama antes de las 7 de la mañana. Hay días que ni con 2 despertadores soy capaz de moverme. Sin embargo esa mañana, salté con el primer timbrazo. Algo no iba bien. Fue llegar al hospital y caernos la jarra de agua fría. La sensación fue angustiosa: no podía moverme porque mis piernas se habían convertido en gelatina, hacía frío a pesar de ser un día primaveral realmente bueno y parecía que me faltaba el aire aunque podía seguir respirando. Llegamos tarde, ya te habías marchado. 

Yo que iba dispuesta a quejarme de que la noche anterior me dieras un panecillo sin sal. Me quedé sin poder ver como tus ojos se entrecerraban mientras te reías por tu pequeña broma. Me quedé sin escuchar tu ingeniosa respuesta, porque seguro que lo habría sido. Me quedé sin oír tu risa una última vez. Y me quedé sin ponerle palabras a tantas cosas que tendría que haber dicho. Te echo tanto de menos que no hay nada más que añadir.


Hoy, un año más tarde, el teléfono no ha sonado, pero a la hora exacta de la llamada del año pasado, yo me he despertado. Completamente. He mirado el reloj y lo he comprendido: siempre estarás conmigo. Y una solitaria lágrima ha caído por mi mejilla. 

De mayor quiero ser como tú

- No sé -  murmura Manuela compungida. Juraría que llevaba las gafas en el bolso – aseguraba mientras  volvía a mirar: la cartera, pañuelos, llaves, móvil, unos caramelos y la agenda. Ni rastro de las gafas. Soy gafe - dijo deprimida. Ahora tendré que volver a comprarme otras y graduarlas. Con lo que me gustaban esas… - pensó en voz alta mientras pensaba en lo que diría su marido.

Si se hubiera dado la vuelta en ese instante hubiera visto a una niña bajita con unas gafas de sol que le quedaban grandes. Una niña de manos rápidas que siempre ha querido ser igual que Manuela. 

"Cada segundo deja su marca en la vida de cada persona; viene y va, desapareciendo calladamente, sin fanfarria, desvaneciéndose en el aire. El tiempo es más precioso es cualquier tesoro valioso. Nunca tenemos bastante tiempo, el tiempo desata la guerra en nuestro corazón, así que tenemos que saber gastarlo. El tiempo no se puede envolver ni adornar con un lazo. El tiempo no se puede regalar. Pero se puede compartir. "

Los ojos de los niños pueden ver cosas que los adultos no podemos

Y restos de lágrimas en las mejillas delataban su pena. Primero fue Eva, su profesora, la que lo castigó. Él sabía que no podía hurgar en ese cajón pero es que en verdad no estaba hurgando. Marian entonces se burló de él porque lo hicieron salir el último. Luego mamá le echó un rapapolvo porque la señorita lo había castigado. Pero ninguna supo lo que vio, no le creerían. Un duende se había metido en el cajón y lo estaba desordenando todo. Por suerte, él lo asustó. Los mayores dicen que no existen pero él está seguro de que no lo imaginó.

Esa misma noche, alguien desordenó toda su habitación.

Despertar

Despertar
En el mundo hay muchas formas de despertar. Obviamente no me refiero al hecho de cada mañana, más temprano o más tarde, cuando suena el despertador y tenemos que abandonar el mundo de los sueños para enfrentarnos a un nuevo día. 
Me refiero a un despertar distinto. Un hecho que haga que abras los ojos y seas consciente con toda claridad de lo que te rodea. Algo que te haga ver cómo son las personas, cómo es el mundo en el que vives. 

Para Nacho fue descubrir que su novia ya no le quería. Su mundo se vino abajo y con el todos sus proyectos y su estabilidad emocional. Tuvo que reconstruirse y finalmente volvió a ser el que era. 
Para Carlos fue el quedarse sin trabajo y con ello perder sus ingresos. Cambió radicalmente su modo de actuar y de vivir la vida, para quedarse con lo imprescindible y descubrir que así también podía ser feliz, incluso más que antes. Porque también descubrió que algunas personas que estaban a su alrededor no eran como decían...
Para Ana el despertar fue muy brusco: un día averiguó que su padre tenía una aventura gracias a un sms de móvil. Su vida, la de su madre y la de su hermana cambiaron mucho y durante un tiempo fue muy dura. Abrir los ojos y dudar de los sentimientos hacía tu propio padre es algo muy gordo. 
Para mí, fue darme cuenta de que la persona que estaba a mi lado nunca me había querido, porque no sabe querer a nadie salvo a sí mismo. No sé cómo llegué a esa certeza, pero una vez llegas a ese estadio ya no hay marcha atrás. Es doloroso. Mucho. Pero poco a poco las heridas cicatrizan y aunque no sé olvidar, procuro mantener ciertas cosas fuera de mi cabecita. 

Pero hay gente que no sabe que se puede despertar teniendo los ojos abiertos. No lo entienden. Pero también es cierto que no pueden decirle a la vida cuándo quieren aprender. Creen saberlo todo. Pero no es así. Y llegará el día en que abrirán los ojos, y quizás ya sea muy tarde. 

Subconsciente ¿amigo o enemigo?

Subconsciente ¿amigo o enemigo?
Puedes pensar que todo va bien, que todo es maravilloso, que no hay ningún tipo de pena o miedo en tu interior. Pero seguramente te equivocarás. En el momento más inesperado, el subconsciente traerá a tu mente eso que más deseas o más temes. Incluso cosas que creías olvidadas.

Rara vez recuerdo lo que sueño. Algún fragmento es más probable, pero no el sueño completo. No es el caso de la otra noche, que tengo un recuerdo bastante claro de mis aventuras oníricas, aunque fue algo bastante extraño y con poco sentido. El caso que al despertar tuve una sensación difícil de explicar. Aparecieron en mis sueños dos personas totalmente inesperadas. Una que se cuela demasiado a menudo para mi gusto, y otra que hacía mucho mucho que no veía. 

Ella fue una parte muy importante de mi vida, pero por desgracia se marchó de nuestro lado demasiado pronto. Y la echo de menos. Bien es cierto que la vida sigue y que cada vez son menos los momentos en los que te pones a recordar, pero esa noche sé que estuvo conmigo. Y es curioso como mi subconsciente la trajo tal cual era, con esos pequeños detalles en los que a veces no reparas. En mi sueño, mis primas y yo hacíamos una de esas trastadas que esperas que nadie descubra. Pero fue Ella la que nos pilló. La que estaba detrás de la puerta esperando a que llegáramos. La que nos llamó la atención. Pero también la que al final guardó nuestro pequeño secreto. Tal y como siempre había sido.

En dos sitios al mismo tiempo


Al meterse en la cama, repasaba los acontecimientos del día y divagaba sobre posibles historias. Seguramente cuando los pensamientos eran demasiado irreales, caía en los sueños. Cuando dormía, soñaba. Rara vez recordaba algo, pero algún dragón podía visitarla o incluso podía respirar bajo el mar. Cuando se levantaba, se duchaba pero también cantaba o imaginaba qué le depararía el día. Cuando desayunaba, leía libros, nunca el periódico. Prefería seguir viviendo en otros mundos antes que sentir la cruda realidad. Mientras iba en coche, escuchaba música, muy alta y creía estar dentro de un videoclip. Era la protagonista. En el trabajo, lo hacía todo de manera mecánica, muy correcta, pero a veces no escuchaba lo que decían los demás. Probablemente cuando más centrada estaba era cuando estaba con Él. Pero tampoco al cien por cien, porque sin darse cuenta, su mente echaba a volar e imaginaba el futuro de ambos. 

Cada acto se veía solapado por otro. Y así fue como perdió su realidad. Imaginaba cosas preciosas pero imposibles en este mundo y no supo ver lo bueno que había en él.

Cumpliendo promesas que una vez me hicieron...

Cumpliendo promesas que una vez me hicieron...
Tantas palabras vacías y tantas promesas rotas. Es algo que me duele mucho. Siempre he dicho que las promesas son para cumplirlas. 

Muchas cosas quedaron en el tintero, pero poco a poco las voy a cumplir. Ya que alguien decidió en su día que no valía la pena gastar más tiempo conmigo y no cumplir lo que se dijo, yo voy a procurarme esas promesas. 

De momento ya llevo 4 cositas hechas :) Un proyecto personal (que aún no ha llegado al final y por eso no quiero desvelar), una tarde en un templo budista haciendo fotos y aprendiendo a utilizar la cámara en condiciones, un viaje a Madrid para ver un musical precioso, y hoy he estado tirando con arco. Tenía el gusanillo, y ahora estoy contenta porque es otra de esas cosas que quería hacer. 

No hay como buscar la felicidad en las pequeñas cosas, y sobre todo ser capaz de procurártelas tú mismo.