Un pase para la montaña rusa, gracias

Un pase para la montaña rusa, gracias
Siempre he sido un poco montaña rusa, siempre me lo han dicho y lo reconozco. Puedo estar tan pronto hundida y con mal humor, como de repente, por una pequeña alegría puedo venirme arriba con suma facilidad. Sé que he llegado a sacar a la gente de quicio con esta manera de ser, pero me gusta ser así. Aunque me cueste poquito venirme abajo, siempre me sale una sonrisa con poquita cosa. Lo que es negativo por un lado, también es positivo.

Llevaba un tiempo estando continuamente de bajón, por unas historias u otras, porque además los palos nunca vienen solos, tienen esa mala costumbre, de ir todos juntos en plan pack como los yogures. Y tras esa mala racha, mi vagón particular subió arriba, muy arriba, durante un tiempo. Mariposas, sonrisas, ilusión, ganas de hacer mil cosas, más sonrisas, caricias y más. Pero volví a descarrilar y me estampé contra la pared. Suerte que una es dura y sin heridas aparentes seguí hacia delante. Ahora vuelvo a estar arriba (unos días más contenta, otros menos, otros en plan ñoño escuchando música romántica, otros en que todo me da igual, pero bueno), he tardado muy poquito en enderezar el viaje de nuevo. A veces siento un poco de vértigo, porque me da la sensación de que el descenso puede ser inminente, como esa primera bajada del Dragón Khan, que la notas antes de llegar. Cuando estás subiendo subiendo y de repente, tras un pequeño instante de estabilidad, caes de golpe y todo el aire de tus pulmones se escapa en forma de grito.

Quiero estar bien arriba, continuamente subiendo, para que cuando ya no pueda subir más, empezar a caminar recto, sin más bajadas. Cuando por fin esté en lo más alto, dejar de ser una montaña rusa.



PD: Vista la aceptación del proyecto "puertas", pronto vendrá la siguiente entrega. Gracias a todos por las ganas que le ponéis.

14 de febrero, San Valentín

14 de febrero, San Valentín
Nunca me ha gustado San Valentín. Siempre lo he dicho, y rara vez se ha respetado eso.

Todos los escaparates llenos de rosas rojas, muñecos con corazones, mensajes de amor por todas partes, postres en forma de corazón (incluso pizza!!!!!!)...
¿Por qué tiene que ser hoy el día en que se tengan que regalar rosas? ¿Por qué hoy se tiene que ir de cena en pareja? ¿Por qué voy a estar más enamorada hoy? A mí el 14 de febrero no me dice nada. Es un día como cualquier otro, de hecho siempre he dicho que valoro mucho más lo que no tenga que ver con el día de hoy. Una rosa siempre será más bonita si llega cualquier otro día.

Me he levantado como cualquier otro día (si quitamos el catarro tremendo que llevo encima y que hoy me ha robado horas de sueño entre toses) sin darle importancia a nada. Cuando me han deseado por primera vez un Feliz San Valentín me he dado cuenta de que es el primero en muchos años que no tengo con quién celebrarlo. Mi mañana iba a ser tranquila, aprovechándola para estudiar y a mitad de mañana han llamado al timbre. En pijama, bata y moño despeinado voy a la puerta esperando encontrarme el típico: carterooo!! (tiene la mala costumbre de llamar siempre a mi casa) y me quedo asombrada cuando una voz de hombre que no conozco dice mi nombre y apellido, diciendo que me trae un ramo de flores. Noto conforme abro que me pongo roja, y cuando llega el señor no sé ni qué decir. Me hace firmar el resguardo y con una sonrisa se marcha. Tengo en la mesa de mi comedor un jarrón negro con dibujos en color plata, lleno de rosas: 14 rojas y 1 blanca, detalle que no me pasa desapercibido y que llama poderosamente a mis recuerdos. Un sobre pende de una de las hojas: the anonymous Valentine manda el ramo.

Sigo diciendo que no me gusta San Valentín, por muy bonito que sea el detalle, y quien me conoce debería de saberlo. Sin embargo, no puedo negar que mis manos temblaban al desprender el sobre que pendía del ramo.

La curiosidad mató al gato

Llevo ya unos días queriendo saber el origen real de este dicho, y me he encontrado de todo: desde respuestas absurdas en foros, teorías de química y cosas demasiado extrañas para entender realmente, frases en inglés relacionadas y una historieta que por ser la que más me ha gustado, es la que voy a contaros.

Un gato en la orilla de un río, acerca su patita al agua para enredar con los pocos peces valientes que se atreven a acercarse a él. Jugando, jugando ve que en el fondo del río, muy lejos de donde él se encuentra, hay otros peces mucho más bonitos y brillantes que los que tiene al alcance de su patita. Se acerca un poco más al agua, y antes de poder retroceder, cae dentro del río y muere ahogado. De ahí el famoso dicho, la curiosidad (por los peces brillantes) mató al gato. Y de aquí también sale el motivo por el cual los gatos tienen miedo al agua.

Yo soy de naturaleza curiosa, no lo puedo evitar. Me acerco al fuego y al final me acabo quemando. Y todo por querer saber más de la cuenta, tengo que saber el porqué de las cosas, los motivos que impulsan a la gente a actuar como actúa... quiero saberlo todo. No me conformo con que me cuenten las cosas, para mí es más importante el motivo, el porqué.

Me gusta preguntar y contar con toda la información posible, porque mi cabecita tiende a inventarse películas si no cuenta con la historia completa, y eso no es bueno (tengo demasiada imaginación). Pero claro, también ocurre que luego aparecen cosas de las que no hacía falta saber tanto, porque pueden llegar a doler. Diréis que me lo busco yo solita, y es cierto, pero esa curiosidad es algo que me caracteriza, y siempre he dicho que prefiero saber la verdad aunque duela. Seguiré preguntando cuando algo me importe, y no pararé para encontrar todas las respuestas que necesito. Me dolerá, seguro, me llevaré muchos chascos (más de los que ya tengo en mis espaldas) pero es mi manera de ser y hasta que la curiosidad no me mate, no pararé.