2015

Otro año al que decir adiós. Para variar casi no me he enterado. Si era hace nada que yo estaba moribunda perdida después de la última nochevieja.

2015; un año de valentía y superación de retos, de cobardía en el corazón, de darme cuenta de cosas fundamentales, de personas maravillosas, de sorpresas agradables y no tan agradables, un año de primeras veces, un año que no ha sido malo del todo pero mejorable. Así que para el año próximo haré todo lo que esté en mi mano para mejorarlo.

Que vuestra noche sea mágica y vuestro 2016 especial. Un fuerte abrazo a todos aquellos que siguen buscando la felicidad escondida.


Mi primera premier

Monzón puede considerarse un pueblo grande o una ciudad pequeña, pero ayer fuimos como una gran ciudad ya que gracias al esfuerzo de muchas personas se consiguió que la película "Palmeras en la nieve" llegara a Monzón antes de la fecha oficial de estreno, y desde aquí, GRACIAS por ello. Fue toda una experiencia. Conseguir entrada fue toda una odisea, horas de cola días antes pero mereció la pena. Porque no solo era la película, sino que contamos con la visita del director Fernando González Molina, con Alain Hernández y con Macarena García (para mí los mejores actores de la película, de verdad, Jacobo y Julia fueron dos personajes perfectamente interpretados por dos personas cercanas y fantásticas que aguantaron como campeones miles y miles de fotos anoche) y la propia Luz Gabás, vecina y escritora de Monzón que nos conmovió a todos creando esta maravillosa historia que ahora toma los cines de toda España. 


Puede parecer una tontería pero era algo que yo no había vivido y que fue genial. No nos hacemos a la idea de todo el trabajo que implica algo así, y más en un pueblo como el mío, pero estoy segura de que todos los montisonenses estamos pensando ya en el día en que lleven al cine "Regreso a tu piel" y que Monzón vuelva a ser el centro de una gran fiesta. 



Los renos de Papá Noel

Ya estamos con la Navidad en el cole (hace días en realidad), hemos decorado las puertas de clase y el pasillo, hemos hecho postales y estamos ensayando un villancico muy majo para los más peques. 
Hoy estaba en clase de 4 años cuando un canijo ha dicho que él se quería subir a los renos de Papá Noel. Antes de que yo pudiera decirle algo del tipo eso no puede ser, porque tú tienes que estar dormido y no puedes ver a Papá Noel, se me ha adelantado una nena y le ha dicho: "pues no puedes porque los renos no llevan cinturón y es muy peligroso porque te puedes caer".

Ya no me ha hecho falta decir nada más.

Contrariedades de la vida 46

Estoy desaparecida pero paro un momento a contaros la última contrariedad que me pasó, para qué os riáis un poco de mi mala suerte y me digáis qué haríais en mi lugar.

El pasado viernes noche tuvo lugar la cena del gimnasio al que voy desde verano. 150 personas distribuidas en 6 mesas, risas, buen ambiente y dinámicas para que la cena fuera todavía mejor (¿conocéis el baile de la medusa? Yo hasta el viernes tampoco, pero cada vez que veía a alguien hacer Tarzán, tenía que hacerlo, y justamente el Tarzán estaba sentado frente a mí). El caso, que al inicio de la cena, cuando empezaron a servir, me sirvieron pero bien: todo el aliño de una ensalada (principalmente vinagre por el olor) acabo en mi pelo, camisa y pantalón. Me tocó la camarera torpe de la noche. Me fui al baño corriendo con ella, me intentó limpiar, me mojó toda, me echó potingue de ese quitamanchas (que a mí no me quitó nada) y al final me dejó helada de frío por la mojadura, manchada y apestando a vinagre. Vamos, que sin empezar a cenar tuve que irme a casa a cambiarme. En el momento, como vi a la mujer apurada no me enfadé pero cuando llegué a casa, entré por la puerta jurando en hebreo. 

La cosa es que las manchas del pantalón me va a costar que se vayan (si es que se van) y aunque en la misma noche no dije nada, no sé si poner una reclamación. ¿Os ha pasado alguna vez una situación así? ¿Qué hicisteis? 


PD: Soy gafe.

Los miércoles no molan

Cada curso escolar hay un día de la semana que para mí es nefasto. Este año toca el miércoles, porque tengo todas las horas de infantil seguidas, algunas horas sin apoyo en las clases más movidas, y acabo el día con una clase en 4º de primaria, que no me motiva un pelo.

Voy capeando los miércoles como puedo, animándome a mí misma diciéndome que ya estamos a mitad de semana y que quedan todavía 7 días hasta el próximo día fatídico. Pero hoy es insalvable. 

Empezamos con niebla de la muerte que hace que no veas un pijo en la carretera.
A primera hora nos encontramos con una clase de 4 años que parecía que había desayunado lengua y no callaban ni por equivocación (ya a primera hora me he dejado la garganta).
Continuamos con una segunda hora en la que el protagonista indiscutible ha sido un vómito maravilloso en 3 años.
A la hora del patio, para no parar, ha tocado ir a vigilar el recreo con lloros y un nuevo vómito de regalo.
Y terminamos la última hora de la mañana con más lloros y gritos en la otra clase de 3 años.
A mediodía, en lugar de hacer un "break" he tenido que plastificar y preparar unos marcapáginas que hicimos ayer con los peques. 
Por suerte (y de momento) mi media hora de comer no me la quita nadie, pero seguimos a las 3, con la otra clase de 4 años donde ha sido imposible hacer lo programado porque ha sido un completo caos con una peque que hoy tenía el día cruzado y lo más bonito que me ha dicho ha sido "tonta", y terminamos con los de 4º que están en plena edad del pavo y están insoportables. 

Coge el coche, una hora de viaje, llega a casa, cambiate y baja corriendo al gimnasio para hacer una hora de zumba (no he dado pie con bolo porque mi cabeza estaba completamente fundida) y llega a casa para que tu padre te diga que se ha muerto tu perreta. Ay. 

Yo me voy a dormir ya que es lo mejor que puedo hacer. 



Mocos

Ya sabéis que cuando hay alguna anécdota graciosa de mis peques en el cole, la dejo en el blog para que os riáis conmigo. Y la primera de este año no se ha hecho de rogar demasiado.

Nico es uno de esos niños que siempre trae juguetes al cole. Hay profes que les da igual, otras que no lo toleran y yo soy de las que si es para enseñarlo me parece bien, pero que luego lo quieran sacar al patio no porque como le pase algo al juguete, ya está liada. Y Nico es de estos últimos, así que le hemos dicho que no traiga más juguetes al cole.

La otra mañana, cuando llegó le preguntamos: Nico, ¿has traído juguetes hoy? y él respondió con una naturalidad tremenda: no, hoy solo traigo mocos (con su correspondiente vela colgando). 

Casi prefiero que me siga trayendo juguetes...


Rossi Vs. Márquez

Una de mis pasiones en los últimos años ha sido MotoGP. Cada día de carrera estoy en tensión y disfrutando viendo este deporte. Además, de que es de las pocas cosas en las que coincidimos todos en mi casa y me resulta bonito compartirlo. 

Hoy ha tenido lugar la penúltima carrera del campeonato de este año, y la verdad que lo ocurrido ha sido muy feo. Ante todo aclarar que en mi casa somos de Pedrosa (yo especialmente) y que antes que a Lorenzo o a Márquez (por actitudes que se les han visto), preferimos a Valentino, por lo que es posible que estas palabras no sean todo lo objetivas que debiera.

El Mundial estaba caliente desde estas últimas carreras pero lo de hoy ha sido el remate. Esta semana pasada ya se leyeron entrevistas de aúpa de Rossi, y lo de hoy ha sido la gota que colma el vaso. Para los que no lo sepáis, Rossi ha dado una "patada" a Márquez y lo ha tirado de la moto, acabando sin puntuar el español y quedando tercero el italiano. 

No defiendo la reacción de Rossi, porque la verdad que me da pena que un profesional como él tire por la borda su carrera por los nervios causados por un niño. Esa caída podía haber sido mucho más grave. Pero también rompo una lanza por Vale, ya que todo el mundo está ahora en su contra y apenas nadie dice nada de cómo lo ha provocado Marc. No es normal que vayas en moto y otro tipo te venga por el lado y te arree un cabezazo. Yo creo que a mí también se me habría ido la pierna si noto que intentan tirarme. Ni uno ni otro lo ha hecho bien, pero obviamente, al terminar Marc en el suelo, Valentino es el malo. 

En la sanción no quiero entrar (de si ha sido poco o no) porque no soy ninguna entendida, solo expreso mi opinión. Me da rabia la reacción de Valentino (tirar a un piloto es muy peligroso y está muy mal) y me da más rabia que Marc crea que lo hace todo bien (deja de meterte en peleas que no te conciernen y si quieres ganar la carrera vete a por los primeros).

Me quedo con Pedrosa y su bien hacer, que últimamente nos está regalando unas carreras maravillosas. Y ya se verá qué ocurre en Valencia dentro de 15 días cuando termine el campeonato. Miedo me da.

Los fantasmas no llaman a la puerta

Como ya sabréis, este año soy teacher por lo que me va a tocar darle caña a Halloween en el cole. De hecho voy a empezar mañana mismo, y vamos a estar dos semanitas bastante atareados con calabazas, decoración, maquillaje y demás cositas de miedo. 

El viernes quise plantear el tema en la clase de 4 años y les pregunté qué sabían de Halloween. Empezaron a decirme que había vampiros, esqueletos, brujas, que se hacían calabazas y que los zombis comían cerebros. Les pregunté entonces si sabían qué se hacía en Halloween, y les conté que los niños se disfrazan (por ejemplo de fantasma) y van por las casas pidiendo caramelos con eso de "Trick or Treat". Todo esto en inglés, sin ningún tipo de traducción, que a veces dudo de si me entienden, pero me llevé una grata sorpresa: uno de los canijos me dijo que no podía ser, que los fantasmas no pueden llamar a las casas para pedir caramelos porque no tienen manos. Me dejó a cuadros con su respuesta. Maravillada porque me había entendido a la perfección, pero sin palabras porque el niño tenía toda la razón. 

Son geniales. Me esperan dos semanas muy divertidas.

El mal se esconde en la cola del Mercadona

Esto acaba de ocurrirme y aún estoy en shock. 

He ido a comprar con mi madre y cuando hemos cogido todo lo necesario nos hemos dirigido a las filas de las cajas. Hasta aquí todo correcto. 

Al ir las dos, nos hemos puesto una en cada fila, y la que antes acaba se cambia de fila, que puedo entender que haya gente que no le guste pero tampoco está tan mal hecho. Ahora viene cuando llega el show.

La fila de mi madre iba más avanzada, así que cuando he visto que le iba a tocar, me he puesto con ella. Pues bien, el señor que iba detrás de mi madre ha puesto el grito en el cielo, llamándome colona, diciendo a grito pelado que no tengo educación y soltando barbaridades como si no hubiera nadie más en la tienda. Mi madre diciéndole que ella estaba allí y lo único que había hecho yo era venir con la cesta, que ella también había hecho fila y por lo tanto nadie se había colado. El tío ha seguido arremetiendo con nosotras. Dos mujeres han empezado a murmurar y la cajera no sabía dónde meterse (ella me ha dicho que yo no he hecho nada malo, que ese hombre era un follonero de mucho cuidado). Mientras, el energúmeno (se ha puesto como tal, no digo ninguna mentira) ha seguido con su retahíla de voces y ha terminado diciéndonos que el día que explicaron la educación en la escuela, nosotras no fuimos y que si yo fuera un hombre, nos hubiéramos mojado la oreja (la expresión viene a ser que si yo hubiera sido un tío, me hubiera pegado). Me ha faltado un pelo para decirle que si quiere que le mojaba yo la oreja de un escupitajo, pero me ha parecido mal. 

Todavía alucino por semejante comportamiento.

Puedo entender que no le guste aunque mi madre estuviera delante de él y yo fuera con la cesta, pero de ahí a que me monte un pollo en mitad de la tienda, no. Al final he terminado riéndome y el señor diciéndome que no me riera, a lo que yo le he dicho que no iba a llorar, que siempre es mejor reír, y más por una memez tan grande. 

¿Creéis que el hombre tenía motivos para ponerse así? Contadme en vuestros comentarios si alguna vez habéis sufrido la ira de alguien así, o si lo que he hecho es taaaaan malísimo que me merezco todo lo peor que me ocurra.

Estado civil: opositora

Sé que llevo un mes desaparecida, y me fastidia. Pero todavía me fastidia más que en realidad voy a estar mucho más desaparecida.

Llevo un mes de curso. Un mes donde los primeros días no encontraba ubicación (esto de ser especialista y no tener aula no me gusta nada), un mes de reencuentro con compis que adoro, un mes en el que pude estar dos días completos con mis peques del año pasado (otra de las cosas que no me gusta de ser especialista, es que no les doy clase a ellos, jo), un mes en el que ya casi he perdido la voz (¿algún remedio para esto, por favor?), un mes en el que me he visto sobrepasada con el dichoso inglés, para que vamos a engañarnos. 

Los niños de 4 ya me van entendiendo, aunque hay una clase que pasa de mí y la otra que se lanza a mis piernas cuando me ve entrar por la puerta. No puede haber un termino medio.
Los niños de 3 años, que continúan con lloros y que no entienden ni papa cuando entro en su clase. 
Además, tengo una hora a la semana en 4º de primaria, que no sé qué hago yo allí!!!!!!!! 
Y encima el otro día, la directora me abordó en mitad del patio para decirme que soy la coordinadora del grupo de trabajo de inglés. Así, de repente, sin preguntar, adjudicado!

Hay días en que me tiraría de los pelos...

Y cuando ya te sientes sobrepasado, y crees que nada puede ir a peor, llega la primera clase de oposiciones. Este año he cambiado de preparadora, y ayer fue el día de toma de contacto. Pues bien, aparte de irme a mi casa con 3 kilos de fotocopias (no exagero), por la noche, ya de madrugada, recibí 6 mails de mi querida profe con 28 artículos en total (entre legislación, artículos y demás) para "empezar a trabajar, con la calma". Si toooodo lo que tengo pendiente lo hago con calma, lo termino en el año 2020.

Vamos, que por todo lo que leéis, ya podéis imaginar que estoy más que agobiada y que no sé de dónde voy a sacar el tiempo para vivir. Intentaré dar señales de vida de vez en cuando, pero no prometo nada. 

Este año soy teacher, coordinadora y opositora.


Pequeños placeres de la vida 30

Ya dicen que más vale tarde que nunca. Y yo por fin he disfrutado de mi último regalo de cumpleaños. A primeros de junio recibí un vale para un masaje completo de espalda y piernas, y lo primero que pensé fue que nada más terminar el curso lo disfrutaría. Junio fue un caos, y julio y agosto han pasado en un suspiro, así que hoy, último día de agosto, ha sido el elegido.

Acabo de disfrutar de un pequeño gran placer que me ha dejado medio grogui.
Una hora de masaje en piernas y espalda (en las piernas me he acordado de toda la familia de mi entrenador de gimnasio, porque las tenía muy cargadas) de la que he salido pringosa como una sardinilla en aceite, pero de un relajado que daba miedo.

Creo que voy a tomar esto de los masajes como rutina cada vez que termine un curso. Regalos así, sí. 

¿Un error?

¿Un error?
La vida de una interina no es fácil: empiezas con sustituciones más cerca o más lejos de casa, no sabes con qué vas a encontrarte, ni cuánto tiempo durará esto. Yo de momento no tengo demasiadas quejas: he trabajado 4 años y todavía no he necesitado moverme de mi casa, he tenido dos cursos completos y un último año de sustituciones largas, una de 3 meses y otra de 5. De estas dos me llevo cosas maravillosas y un montón de aprendizajes. Pero hay algo que a veces dudo de si lo que he hecho está bien o ha sido un error: me he involucrado demasiado, hasta el punto que mantengo relación con dos mamás de dos niñas.

En el primer caso se trata de una de las niñas más maravillosas que he conocido, una niña especial que era ignorada por su tutora y que yo quise casi desde el primer momento en que la vi. Ha sido difícil trabajar con ella, pero a la vez ha sido tan gratificante... Su madre vio que su peque empezaba a cambiar y al final de mi tiempo en ese cole, decidí darle mi número. Quizá me dolía demasiado desaparecer del todo y no saber nada más de ella (aunque como interina es lo que se lleva, tener un bonito recuerdo y dejar que la vida pase) y lo cierto es que esa madre me ha ido contando los grandes logros de la niña, ha venido a verme a mi pueblo con ella y hemos entablado una bonita relación.

El segundo caso fue más o menos por un estilo. Una peque que pasaba de todo y la gran mayoría del profesorado tenía asumido que esa chiquilla pasaba de todo y no había nada que hacer, hasta que llegué yo y me puse pesada. Todo el mundo notó una mejoría con ella, tanto de actitud como de esfuerzo. No digo que fuera gracias a mí, porque todo niño tiene que madurar y quizá simplemente caí en ese momento a su lado, pero yo me siento partícipe, sobre todo en el momento en que su madre me dice que la niña no hace más que nombrarme en casa (nunca ha nombrado a nadie del cole) y que ahora está mucho más activa. Fue el otro día cuando hablé con ella y me dijo que la tarea de verano que le sugerí que podía hacer, la había hecho toda ella sola y sin errores. Me sentí tan orgullosa que no me salen las palabras. 

Uno de mis miedos cuando empecé a trabajar (e imagino que de mucha gente también) es saber si estaba capacitada para ello, si lo iba a hacer bien, si sería capaz de dejar huella. No sé si lo hago bien o mal, y obviamente me queda mucho por aprender todavía, pero si es cierto que he notado ciertas cosas que me hacen sentir bien y aunque es posible que me involucre demasiado, de momento me está dando buenos resultados, así que aunque sea un error, voy a seguir así.

Estrenamos nuevo blog

En noviembre hará 3 años que me embarqué en un proyecto maravilloso en el que hablamos de libros. Si sois habituales de mi blog, sabréis que hablo de El Buscalibros (y si no, ya tardáis). Comenzamos como algo pequeñito y ahora ya contamos con bastantes seguidores (mil gracias a todos vosotros!!), un equipo maravilloso, y la colaboración de varias editoriales que han confiado en nosotros. No podemos estar más contentos. 

Y es por eso, que no nos faltan las ganas y ahora nos hemos lanzado a la piscina con un nuevo blog. Esta vez nos atrevemos a hablar de cine y series en No todo es cine. Deseadnos suerte. Espero veros a todos por allí.


Larga vida al cine y las series :)
(Y a los libros, claro)


Nuevo reto

Nuevo reto
El lunes pasado salió el primer llamamiento para el siguiente curso. 
La cosa pintaba peor que mal: 221 plazas, de las cuales solo 92 eran obligatorias. El resto o bien era parciales (unas pocas) o eran con más de una especialidad (sobre todo con inglés). Deprimente, la verdad, y más con el puesto que yo tengo este año.

Tenía la baza de poner las plazas con inglés, pero en realidad es algo que no me atraía porque a mí me gusta estar de tutora. Hasta el último momento dudé: ¿pongo las plazas con inglés cercanas a casa a ver si hay suerte, o me espero a ver qué va saliendo y a saber cuándo trabajo? Y finalmente puse 8 plazas perfiladas con inglés que me resultaron atractivas. 

Y ayer, a las 11 de la mañana recibí un mensaje de una amiga: "Te vuelves a Fraga" y yo parada en mitad de una frutería, con el teléfono en la mano y gritándole a mi madre en mitad de la tienda. Estaba en shock, alegre por tener trabajo de curso completo y en un sitio que me encanta, pero también aterrada por lo que me viene encima. 

Este septiembre volveré al CEIP Miguel Servet, será la cuarta vez que esté allí, volveré a ver a los peques, volveré a estar con los compis y esta vez con un reto que me da algo de miedo (por no decir que mucho) pero si en algún momento tengo que lanzarme a la piscina, tiene que ser ahora. 


Este año toca ser profe de inglés.

Harta

Harta
Suerte que estoy segura de lo que quiero hacer con mi vida.
Suerte que tengo clarísimo que quiero ser maestra y dedicarme en cuerpo y alma a educar y enseñar a los más pequeños.
Porque hay días en que apetece mandarlo todo a la mierda, como hoy, y meterme en un supermercado para olvidarme de todo (y ojo, que me parece un trabajo muy digno, pero no es para mí).

No hacen más que putearnos cada dos por tres, especialmente a los interinos: las condiciones de trabajo cada vez son peores, nos quitan derechos y nos enfrentan unos a otros. Cada dos años (si todo va bien) tenemos que demostrar nuestra valía a un proceso de selección más que injusto y nada objetivo, y pobre de ti como no pases ese examen. Y cada cuatro años nos cuentan los méritos, si tienes suerte y no se dejan nada porque como tengas que reclamar vas listo. Vamos, que tienes que compaginar tu vida laboral y familiar, con estudiar (y ya no hablo de la vida social o las aficiones). Para que luego encima no te cuenten todo lo que haces.

¿Tengo que pegarme un año trabajando de malas maneras, asistiendo a clases de inglés y pagando un examen carísimo para que luego no me cuenten el título? ¿Dónde coño está mi perfil en inglés en la lista de interinos? Porque pensar que iba a mantener más o menos mi posición del año anterior, y ver que he descendido más de 100 puestos y que encima no me cuentan las titulaciones pertinentes... 

Estas cosas de verdad que cabrean, y es lo que digo, que menos mal que sé que ser maestra es lo que quiero, porque sino lo dejaba todo, que parece que es lo que buscan, que nos hartemos tanto que dejemos nuestros sueños para poder sobrevivir. Y yo me niego.

Pequeños placeres del mes de junio

Pequeños placeres del mes de junio
Junio es un mes que siempre me ha gustado. Llegamos al ecuador del año, comienza a hacer calor (aunque ya se está pasando con la chicharra) y celebramos los cumples de casa. Y este mes todavía ha tenido más cosas molonas. 

Con mi cumple, mi madre se lo curró muchísimo, porque llegar de trabajar y encontrarte una señal de prohibido pasar en la puerta de tu cuarto, es raro. Y cuando por fin se me permitió entrar, encontrar tu cama cubierta de globos es una chulada. 29 globos con mensajitos, chuches y regalos en su interior es algo que no hace cualquiera, y yo que soy peor que una cría pequeña, disfruté muchísimo pinchándolos todos y recogiendo sorpresitas. 

Este mes de junio también me he quitado una de esas espinitas que tenía hace tiempo: he asistido a un curso de fotografía. Hace tiempo que tengo una cámara decente, pero soy de las que siempre tiro de modo automático. Ya se han hecho varios cursos de fotografía en mi pueblo, pero como soy gafe, siempre me ha coincidido con algo, hasta este mes que por fin he girado la ruedecita de mi reflex a modo manual y he empezado a trastear. Acabé con mucha información acumulada que este verano tengo que poner en práctica. Y tengo muchas ganas. 

Y por último, otro curso que también tenía curiosidad: un curso de automaquillaje al que me invitaron después de trabajar como pintacaras en una feria de un pueblo. A la mamá le gustó como pinté a su peque de tigre y como ella es asesora de belleza, me invitó a una clase. 

Además junio también ha sido un mes bonito y emotivo en el cole a pesar de las despedidas. No me puedo quejar. Veremos cómo sigue el verano.

Curso 2014/2015

Curso 2014/2015
Cuando empezó el curso, lo vi todo muy negro. No podía aspirar a ninguna plaza con inglés por una décima (ahora ya no volverá a pasar) y el tercio de jornada que tuve 2 años en mi querida Fraga, no me llegó. Creí que para días trabajaba.

Fue finales de octubre cuando empecé a trabajar. 3 meses en Huesca, en un cole maravilloso, con una compi fabulosa y unos niños y familias, geniales. Me fui de allí con verdadera pena y una semana después comenzaba en otro centro. Volví a mi cole de Fraga, no podía creer en mi buena suerte, y la baja que parecía que iba a ser de un mes, se ha convertido en una baja hasta final de curso. Admito que me costó habituarme a la clase, pero al final me ha dado una pena terrible despedirme de los peques, porque el pasado viernes fue el último día del curso con los niños. Me quedan 7 días de tutorías, reuniones, papeleo y recoger. Lo más aburrido, vaya, pero necesario.

Echando la vista atrás, lo que parecía muy negro, se ha convertido en un buen año escolar. Por fin me he enfrentado a un aula yo sola durante toda la jornada, he tenido sesiones de evaluación que no sabía por dónde sacarlas, he tratado de hacer unas buenas tutorías con los padres de mis niños y lo mejor es que he aprendido mogollón. Por fin siento que he empezado a crecer como profe, y me encanta ver que lo que hago en la clase tiene resultados.

Me llevo mil y un recuerdos y experiencias (buenos y malos, pero todos sirven para aprender) y también me llevo la certeza de que personitas que este curso se han cruzado en mi camino, van a seguir en él. 

Poco más de una semana. En breves vuelvo al blog :)

¿Qué es un flamenco?

Me encontraba el otro día contando uno de los cuentos que me traen los niños a clase. En concreto me trajeron uno sobre animales del zoo. En lugar de limitarme a leer el libro, en el que simplemente presentaban cada animal y lo describían un poquito, reservé las imágenes y antes de enseñarla a los peques, les preguntaba si con la descripción sabían de qué animal se trataba. Acertaron prácticamente todos. Uno de los últimos animales era el flamenco y supuse que no lo iban a conocer, así que en lugar de describir a este peculiar pájaro, les pregunté si sabían qué era un flamenco. Levantó la mano uno de mis peques de etnia gitana, uno de esos que rara vez interviene, y yo me puse muy contenta.

- ¿Tú sabes qué es un flamenco, cariño? - le pregunté.
+ Sí, un gitano - contestó con una seguridad aplastante.

Tuve que taparme la cara para evitar que me viera reír. 
Me encantó la naturalidad, la seguridad y la relación que en su cabeza se había hecho para hacer esta afirmación. El pobre, cuando tuve que explicarle que además era un pájaro rosa, no se quedó muy convencido. Debió llegar a casa y debió decirle a su padre que su maestra estaba loca.


Contrariedades de la vida 46

Ya he hablado en más de una ocasión del despertador, de lo poco que me gusta que suene y de lo mucho que lo odio. Pero todos los días tengo que ponerlo si quiero levantarme y llegar a trabajar.

Hablando con la gente, me dicen que en fin de semana, sin necesidad de ponerse el aparatito infernal, se despiertan a la hora a la que les sonaría el cacharro entre semana. Yo no. Mi cuerpo no se acostumbra a madrugar ni a la de tres. De hecho, los fines de semana sin despertador son una bendición para mí.

Pero algunas veces mi cuerpo se despierta antes de hora. Si abro el ojo y veo que son las 4 de la mañana (por ejemplo), esbozo una sonrisa, pienso que aún me quedan 3 horitas de sueño, me doy media vuelta y sigo durmiendo sin problema. El problema viene cuando me despierto y quedan pocos minutos para que suene mi 'amado' despertador. Como hoy, que mi querido cuerpo ha decidido despertarse 6 minutos antes de sonar la alarma. Pues nada, ya he empezado el día con mal pie... 

La cosa va de huesos

Estoy inmersa en un proyecto de dinosaurios. Tengo a los niños de un motivado que no me lo creo, y estamos aprendiendo un montón de cosas (yo incluida, porque hay cada nombre de cada bicho que es para alucinar). 
Hoy hemos estado viendo distintos tipos de esqueleto de dinosaurios, pero primero hemos visto cómo era el nuestro con algunas radiografías e imágenes. Y al final nos hemos palpado las costillas (a mí personalmente se me notan enseguida). 

Después del recreo, una de mis niñas ha cogido a otra, le ha señalado la espalda y me ha preguntado cómo se llamaban los huesos que se le notaban. Le he dicho que eran los omoplatos, y entonces ha querido saber para qué servían (como las costillas protegen los pulmones y el corazón, los omoplatos también tenían que tener una función importante). Pero no me ha dejado contestar, porque ella sola se ha respondido: "ah, claro, son para sujetar las tetas". 

He tenido una clase de anatomía insólita.

Roma. Despedida

3:30 de la mañana. Pero si es de nocheeeeeeee!!!!!!

Ponemos el modo automático, acabamos de recoger y nos vamos a la parada de bus que tenemos a 10 minutos de nuestro puti-apartamento con bichos muertos (se habrán acordado de toda mi familia cuando hayan leído la valoración que les he puesto). Ya en la marquesina vimos que teníamos un panorama bastante desolador: una calle desierta, de noche con un frío que pela y esperando un bus que parecía no llegar.

No estábamos preocupadas porque teníamos tres opciones:

- La primera, el bus nocturno que nos dijeron que pasaba cada 20 minutos (JÁ!).
- La segunda, llamar a un taxi (teníamos el número de la centralita porque somos unas chicas muy previsoras).
- Y tercera, el tipo del apartamento, que se ofreció a llevarnos por un "módico"precio (aquí te cobran hasta por respirar) y nos dijo que lo llamáramos a cualquier hora si teníamos algún problema (también le ha caído "bronca" al colega en la valoración del apartamento).

Tras una hora de reloj, el bus nocturno estaba desaparecido en combate. Los nervios asoman el morro.

Llamo a la centralita de taxis. Es una máquina y no me entero de nada. Vamos bien (nervios aumentando).

Esperamos unos minutos más y aparece un italiano que nos dice que aunque llegue el bus, es imposible que lleguemos a coger nuestro enlace. Así que se ofrece a llamarnos a un taxi. Él se entiende con la maquinita pero su cara es un poema: no hay taxis disponibles en nuestra zona. El colmo vamos. Jugamos nuestra última baza y le pedimos que llame al tipo del apartamento. Y el tío va y tiene el móvil apagado (de verdad, que le ha caído la del pulpo en la valoración). 

Las 5 de la mañana, en media hora se va el bus al aeropuerto y todas nuestras fichas han quedado en nada. Yo ya no sé si reír o llorar (además de tiritar, porque hacía un frío que no era ni medio normal). Y entonces, nuestro ángel de la guarda hace que pase por la calle un taxi. Mi amiga y yo nos tiramos a la carretera (ese pobre hombre para como que me llamo Claudia) y finalmente nos lleva al aeropuerto. Ahora resulta que llegamos con tiempo de sobra, pero no pasa nada. Hacemos todo el viaje en taxi riéndonos sin parar, ya nos veíamos perdiendo el vuelo de nuevo.

A las 7:15 despegamos, y con turbulencias incluidas, a las 9:05 aterrizamos en Barcelona. 

Ahora solo nos falta encontrar el coche, que al final no resulta tan difícil. La vuelta a casa nos sirve para reír, comentar todas las aventurillas que nos han pasado, y para darnos cuenta de que aunque hemos tenido un viaje movidito, no lo cambiamos por nada. 


Roma, ha sido un placer. Espero que volvamos a vernos.


Roma. Día 3

7 de la mañana. Suena el despertador. Hoy queremos ir al Coliseo, pero no tenemos entradas, así que madrugamos porque si veo una cola kilométrica, sé que me voy a desesperar. Hoy nuestro puti-apartamento no lo parece tanto. Estamos frente al río, y la humedad hace que una densa niebla no deje pasar ni un triste rayo de sol.

Antes de las 9 ya estamos en el Coliseo. Nada más salir del metro me quedó alucinada, porque tengo un monumento precioso y gigantesco ante mis propias narices (creo que aún no me había hecho a la idea de que estaba en Roma). Al haber madrugado, no hay apenas cola (maravilloso) y en diez minutos estamos dentro. Continuamos con el Foro Romano, precioso también. Es alucinante cómo se conservan algunas cosas después de tantos años. Creo que solo en esta mañana hago como unas 100 fotos. Estoy disfrutando como nunca. Ésta es la parte que más me gusta de Roma, sin duda.

Hoy comemos pasta y luego vamos a Plaza Venecia. Vamos en busca de la Loba capitolina (bueno, de su réplica, que la original está dentro de un museo) y la verdad que me quedo un poco chasqueada porque la esperaba algo más grande. Continuamos hacia el Circo Massimo y hacemos una parada en la Boca de la verdad. Cruzamos el río viendo la Isola Tiberina y terminamos la tarde en el Trastevere. Era el momento de una crep, y mientras estábamos mirando un pequeño restaurante oímos nuestro nombre. ¿Quién nos conoce en Roma? Pues nada menos que coincidimos con nuestros amigos mexicanos, y acabamos tomando algo con ellos. 

Cuando quisimos regresar a nuestro apartamento, vimos que estábamos bastante lejos del centro, pero no nos preocupó, ya que creíamos que encontraríamos el metro enseguida, o en su defecto una parada de bus. Pues ni una cosa, ni otra. Pateamos Roma y nos desesperamos, y el día que más pronto pensábamos llegar, fue el día que más tarde llegamos. Al llegar, una ducha (casi me muero del asco cuando del desagüe me salieron varios bichos muertos), preparamos maletas, ya que esa era nuestra última noche (sí, ha sido un viaje relámpago) y pusimos el despertador. Nos teníamos que levantar a las 3:30 de la mañana porque nuestro vuelo salía a las 7:15, y a las 5:30 teníamos que coger un bus de enlace y ya hemos comprobado que el transporte por la noche es una mierda.


Solo queda el desenlace de este viaje, que puso la guinda a esta aventura.


Roma. Día 2

A las 9 de la mañana suena el despertador. Amanecemos en nuestro puti-apartamento, más puti que por la noche, porque el sol se colaba entre las cortinas rojas y dejaba una iluminación peculiar por no decir otra cosa...

Desayunamos galletas y magdalenas a palo seco que habíamos traído en nuestras maletas de contrabando (lo de traer leche o zumo era imposible y a las horas que llegamos, no había nada abierto). 

El día de hoy estaba destinado a ver El Vaticano. Sacamos las entradas al museo con antelación y nos cobraron 4 euros de más. En ese momento nos jodió, pero cuando vimos la cola que había para entrar, me alegré muchísimo de aquella pequeña inversión (mis palabras exactas fueron: benditos 4 euros). Dentro del museo, yo ya empecé con la boca abierta (siempre que voy a estos sitios salgo deprimida y con la sensación de que no sé pintar, pero bueno) y cuando finalizamos la visita en la Capilla Sixtina no sabía ni dónde mirar. Majestuoso. Sin más.

Salimos y un señor muy salado nos dijo que comiéramos en su restaurante. Nosotras teníamos claro que queríamos comer pasta, pizza, helado y crep (entre todos los días, no todo de golpe). Las pizzas tenían buena pinta y además, el señor nos dio una tarjeta con un 20% de descuento (que resultó ser para estudiantes o menores de 25 años, pero como nadie nos pidió el DNI, coló). 

Por la tarde nos maravillamos en la plaza de San Pedro y ya empezamos a caminar por las calles de Roma.

Al finalizar la tarde habíamos estado en el Castillo de San Angelo, en Plaza Navona (donde disfrutamos de un helado riquísimo), en el Panteón, en la Fontana di Trevi (qué pena que estuviera de obras), en Plaza España (pequeña pero bonita bonita), y terminamos en Plaza Poppolo. Cada rincón me gustaba más que el anterior y el día nos cundió muchísimo. 

Compramos algo de cenar, y nos dirigimos a nuestro puti-apartamento. Fue un buen día :)

Continuará...


Roma. Día 1

Roma. Día 1
Día 23 de abril. Día de Aragón. Día del Libro. Para mí ya es uno de esos días bonitos, pero este año era todavía más especial: me iba de viaje a Roma. Un viaje que ha sido maravilloso pero que casi me hace perder la cabeza.

Salimos de casa el jueves después de comer, pero el coche no estaba por la labor. Se nos encendió un chivato avisando de que teníamos poca presión de aire en las ruedas (o algo así) y ya perdimos un rato y unos pocos nervios en la gasolinera del pueblo. Superado este bache, emprendimos rumbo a Barcelona. Íbamos genial de hora, pero lo malo fue que nos saltamos la salida al aparcamiento de larga estancia que teníamos contratado y llegamos al aeropuerto, pero claro, no podíamos irnos con coche. Salimos del aeropuerto, y no encontrábamos el modo de volver hacia la zona de aparcamiento. Conforme nos alejábamos de nuestro destino, nuestro nervios aumentaban. La hora se acercaba y nosotras cada vez estábamos más lejos. Al final, con el GPS de mi móvil y haciendo alguna que otra trampa en un polígono, retomamos la carretera y corriendo (esperemos que no saltara ningún radar) encontramos el aparcamiento. Sin mirar apenas dónde dejábamos el coche, cogimos las maletas y corriendo al mini bus que nos llevaba al aeropuerto (el conductor nos vio apuradas y no esperó a más pasajeros, qué majo). Dentro del aeropuerto, buscamos nuestra puerta de embarque y cuando por fin la divisamos, respiramos tranquilas. Fue entonces cuando me dí cuenta de que estaba temblando. Ya nos veíamos volviendo a casa diciendo que habíamos perdido el vuelo.

Tras un vuelo sin interrupciones, llegamos a Roma a las 21.05. Cogemos nuestras maletas y buscamos el autobús que nos llevaba a la estación central de Roma. En la fila conocimos a 3 mexicanos con los que estuvimos hablando durante ese pequeño trayecto. Y al llegar a la estación central, comienzan los nervios de nuevo. Metro cerrado, no conocemos nada, sólo sabemos la dirección de nuestro apartamento pero sabemos que queda bastante lejos. Preguntamos a un guardia y lo único que le entendemos es que tengamos cuidado con los ladrones. Ahí nos entra más acojone del que llevamos. Empezamos a dar vueltas absurdas, preguntando a gente, pero sin sacar nada en claro, hasta que un señor algo mayor nos ofrece llevarnos en coche. Estuvimos a punto de subir a ese coche, y seguramente el señor nos hubiera llevado muy amablemente, pero al final volvimos a acordarnos de nuestro amigo el guardia y pasamos. Sólo nos hubiera faltado acabar secuestradas. Media hora después admitimos que necesitamos un taxi, y nos toca el taxista más cachondo de todo Roma. Entre español, italiano e inglés nos entendemos y nos metemos al taxi. El tipo no callaba, no hacía más que reírse y decir palabras en el idioma que le venía en el momento. Nos dio mil vueltas por Roma, callejeó por un montón de sitios y nos timó. De hecho, mientras conducía llamó a un compañero y le explicó que llevaba a dos 'ragazzas' y que por el trayecto les iba a cobrar 32 euros, mientras se moría de risa. Ya que nos timas, llama a tu compañero después, que el italiano y el castellano se parecen.

A las 23.30 llegamos a nuestro apartamento en el culo del mundo. Un apartamento sin persianas y con cortinas rojas. Aquello parecía un puti-apartamento. 

Primer día superado con éxito. Casi perdimos el vuelo y un taxista nos timó, pero llegamos a nuestro destino.


Continuará...

Pequeños placeres de la vida 29

Si me lo dicen hace unos años, no lo hubiera creído posible, pero ahora puedo decir que hacer ejercicio es uno de esos pequeños placeres que a mí me gustan.

La música me motiva mucho, y el aerobic y el step se han convertido en imprescindibles en mi rutina semanal. La adrenalina en el momento en el que parece que no puedes más pero aguantas y logras terminar la coreografía, es una sensación maravillosa.

Y luego el remate viene cuando llegas a casa y te duchas (lo siento pero lo de ducharme en el gimnasio no me convence porque yo soy de ducharme y ponerme el pijama, y no es plan de ir en pijama del gimnasio a mi casa). Te dejas la ropa preparada en el radiador, te metes en la ducha con el agua bien caliente y notas como los músculos empiezan a relajarse. La ducha de después de hacer ejercicio es una de las mejores cosas que hay. Momentazos impagables de esta vida :)


Ya van 3

Ya van 3
3 años. 1095 días. 26280 horas. 1576800 minutos. Demasiado tiempo.

Ya son 3 años en los que me ha faltado tu amor sin medida.
Ya hace 3 años que no escucho tu voz, tu tos peculiar, tu risa,
Ya van 3 años sin ver tus manos con tus dedos torcidos por la artrosis.
Ya han pasado 3 años desde que nos dijiste adiós.

Y cada vez me cuesta más recordar tu voz, tus bromas, el brillo de tus ojos, tu emoción cuando te contaba mis logros... Y tengo miedo de que llegue el día en que no sea capaz de recordar con toda la claridad que a mí me gustaría. Porque yo no te olvido, pero hay cosas que se pierden y ya te perdí una vez y me niego a volver a hacerlo. 


Ya van 3 años sin ti, y cada vez es más duro admitir que no volverás.

Papás en el aula, una bonita y enriquecedora experiencia

Papás en el aula, una bonita y enriquecedora experiencia
Una de las cosas que más me maravilla de las que estamos haciendo ahora en el cole es colaborar con las familias. Mandamos unas notas diciendo que queremos conocer los oficios y aficiones de las mamás y los papás de nuestros alumnos y hemos tenido respuesta en forma de actividades geniales.


Primero vinieron unos papás que trabajan en un centro de higiene bucodental y nos enseñaron a cepillarnos los dientes y obsequiaron a cada niño con un cepillo dental. Puede parecer una tontería pero hay demasiados niños en nuestras aulas que no tienen ni para comprarse cepillos de dientes, vamos que no habían visto uno en su vida.

La semana anterior una mamá construyó 36 coches de cartón para todos los peques de 4 años. Los niños estaban alucinados, supieron aguantar genial el proceso de montaje en el que ayudaron y luego dimos una vuelta por el recreo con nuestros coches. Y tras pasar dicha prueba, la mamá les dio un permiso de conducir coches de cartón personalizado. Un trabajo enorme que mereció la pena con verles las caras a los niños.

Y este último martes, un papá aficionado a tocar la batería, la desmontó de su casa, la trajo al cole y se la enseñó a los canijos. Estaban todos alucinados, con la boca abierta y en cuanto sonaron los primeros ritmos se lanzaron a bailar como locos. Para rematar la tarde, el papá en cuestión les hizo a cada niño un cajón flamenco con cajas de cartón. 

Estas actividades consiguen un aprendizaje maravilloso en los más pequeños, ver a sus padres en el cole es algo que les motiva muchísimo, y aprender bailando o construyendo cosas es lo mejor que puede ocurrir. Personalmente valoro mucho estas experiencias, verlos aprender así es genial.
Creo que aún contaremos con alguna visita más, o incluso alguna salida del centro para ver algún trabajo en su lugar original. Os seguiré contando.


* Y ahora un consejo: a profes o futuros profes, quitaros el miedo a que los papás entren en las aulas, no van a entrometerse ni a meterse con lo que haces. A los papás, sacad un poquito de tiempo si os ofrecen esta actividad desde el cole de vuestros hijos, porque es un aprendizaje genial tanto para los nenes como para vosotros.

Mi primera vez en un SPA

Este fin de semana ha sido movidito. Después de estar toda la semana currando, madrugando y echándome a dormir tarde, llegó el sábado y aún madrugué más, pero fue por una buena causa. Me fui de despedida de soltera con 6 amigas. Nuestro destino era Pamplona, pero antes de entrar en la capital, pasamos de largo (la novia casi llora) y nos fuimos a jugar unas partidas de paintball. La adrenalina, el buen tiempo y la monitora simpática que nos tocó hicieron de nuestra mañana una maravilla. Ya había jugado a paintball en varias ocasiones y la verdad que me gusta mucho (a pesar de los moratones).

Por la tarde nos instalamos en nuestro apartamento y nos fuimos de turisteo (toma palabro). Nuestra siguiente actividad fue ir a patinar sobre hielo (la novia esta vez sí que lloró, pero de emoción porque estaba disfrutando mucho y le estaba encantando todo). Aviso a navegantes que como una servidora no sepan frenar: no chocar contra la valla, es un error tremendo. Yo perdí mi pecho derecho allí. Estoy llorando su pérdida (o más bien el dolor que llevo todavía). Llegó la noche y nos fuimos de tapas y a mover un poco el esqueleto (como si no nos hubiéramos movido ya lo suficiente). Y sobre las 4 de la mañana caíamos en coma.

Domingo por la mañana, somos despojos humanos, pero hacemos acopio de fuerzas, recogemos todo tras desayunar y nos vamos a nuestra última actividad: una hora de SPA (hace años que había querido probar y por una cosa o por otra nunca había llegado a disfrutarlo). Yo siempre he tenido la espinita de saber qué siente con la mente en blanco (siempre tengo algo en la cabeza y en algunos momentos en un verdadero tormento). Y por fin, este fin de semana, lo conseguí. Luz tenue, agua en su correcta temperatura, y chorros y burbujas masajeando mi cuerpo. Cerrar los ojos, escuchar el sonido del agua y nada más. Sencillamente sublime. Salí de allí muy relajada (demasiado creo) y me vino estupendamente después de todo el estrés que estoy teniendo en el cole. De hecho, como siga así, pronto voy a tener que escaparme a relajarme de nuevo.

Esta semana me está costando levantarme por las mañanas, porque estoy más que cansada, pero que me quiten lo "bailao", que este fin de semana ha sido genial.

Frases que marcan

Frases que marcan
Sé que suelo contaros más cositas de mis niños y de las perlas que van soltando, porque además siempre son graciosas y las guardo como momentos memorables. Pero no siempre las cosas son así de bonitas. 

Adaptarme me está costando más de lo que creía, tengo una clase dura. Coinciden conmigo todos los profes que pasan por mi aula. Mi clase es la más tremenda de todo infantil. Tengo que dejarme la voz todos los días para que me escuchen (estoy tomando unas vitaminas para la garganta, que por cierto, cualquier día me ahogaré en el intento porque no me sé tragar las pastillas). La gran mayoría apenas tiene hábitos y me cuesta un horror que estén sentados o que se pongan a trabajar. Y las perlas que sueltan no son las cosas adorables a las que estoy acostumbrada. De hecho, el otro día me dedicaron una frase que dudo que pueda borrar nunca de mi mente. Una peque de 4 años me dijo con su mirada más desafiante que me iba a mandar a sus perros para que me mordieran y me mataran, mientras me tiraba el lápiz como si fuera un cuchillo arrojadizo. Mi cara fue un poema. Yo sólo le dije que se pusiera a trabajar (y ni siquiera lo hice gritando). 

He tenido una temporada dura, de adaptación, de aguantar cosas que nunca hubiera creído capaz, y encima ya he tenido que evaluarlos, siendo que no llevo con ellos ni un mes. 

Esperemos que las cosas mejoren. Seguiré informando, a no ser que vengan los famosos perritos y se me coman con patatas mientras la niña en cuestión me mira con una sonrisa macabra en su cara. Ay...

Empezamos la semana

Tras la semana blanca, los niños han venido algo alterados y habladores. Los días de vacaciones sientan muy bien pero a algunos niños, en cuanto tienen un día más de fiesta, se les olvida hasta cómo tienen que sentarse en el cole.

Hoy hemos comenzado el día con una visita de unos papás que trabajan en un centro de higiene bucodental, y estaban los peques con unas ganas de hablar... Nos han enseñado una dentadura que tienen para enseñar a cepillarse los dientes, y todos lo han hecho fenomenal. Cuando han explicado que hay que lavarse los dientes porque hay unos bichitos que cucan los dientes, les hemos preguntado que si sabían qué bichos eran esos, y la respuesta de uno de los peques casi me deja en el sitio:

- ¿Sabéis qué bichitos son los que se ponen en los dientes y los dejan negros?
- Sí, las cucarachas!!

El pobre crío habrá pensado: si se cucan y los dejan negros, serán cucarachas fijo. Madre mía...

No time

Estoy desaparecida, lo sé. Tanto de mi blog como de los vuestros, pero es que no tengo tiempo de nada. 

Volver a trabajar me ha venido muy bien, pero tengo que coger una nueva dinámica de trabajo porque ni el cole ni los niños tienen nada que ver con lo que he llevado este año. Y entre que nada más llegar cogí la gripe y que ahora hemos estado de semana blanca, pues la verdad es que todavía no me he centrado.

Ya tengo más o menos fichados a los críos (a grandes rasgos) pero tengo que averiguar muchas cosas aún de cómo trabajar con cada uno en determinados momentos, qué aprendizajes tienen y también tengo que encontrar algún momento para buscar materiales en la clase, porque todavía no sé ni dónde están los clips!!

A ver si puedo empezar a tener algo de tiempo para mí, para escribir y para leer, que lo tengo todo paralizado, y la colección de libros que tengo pendiente cada vez se asemeja más a una montaña.

Toma de contacto en Fraga

Toma de contacto en Fraga
El miércoles pasado volví al que fue mi primer cole y a la primera persona conocida que vi fue precisamente a la que había sido mi compañera de nivel. Entramos juntas al centro y en el patio me encontré a la jefa de estudios que iba como loca porque 11 maestros del cole están con la baja y reorganizar todo eso es una locura. Recogí el horario en el despacho de la directora y me fui a la que ahora es mi clase. Por el camino repartí muchos besos y sonrisas, y recibí otros tantos a cambio. Casi todo el profesorado del centro que me conoció sabía que volvía y estaban todos preparados para darme la bienvenida. Me sentí genial.

La única pena es que no llevo a los que fueron mis últimos peques. Pero no pasa nada, porque ya los vi, y se acuerdan de mí. De hecho, las cosas no pudieron ser más peculiares el primer día, porque me tocó ir a su clase a sustituir y entraron en fila coreando mi nombre. Yo estuve toda la hora con una sonrisa de idiota en mi cara imposible de borrar. Están tan mayores que me los hubiera comido a besos.

Y tras estos tres días de cole, sólo puedo decir que estoy acostumbrándome a mi nueva clase (que es trilita), que hemos celebrado carnaval y que ya me he traído a casa los primeros virus. Viva la gripe y la fiebre. Ay... Menos mal que la semana que viene es corta.

Vuelta a los inicios

Vuelta a los inicios
El viernes 30 de enero terminé en el cole donde he trabajado los tres últimos meses. He estado una semana de vacaciones y ayer volví a lista. Qué sorpresa cuando vi que había una plaza en el que fue mi primer cole de Fraga (si me seguís hace tiempo, sabréis que estaba enamorada de aquel sitio, de los nenes y de los compis). Yo era la tercera de la lista, pero esta mañana la suerte me ha sonreído: vuelvo a Fraga :)


No serán los mismo niños que dejé, pero si podré verlos, y las compañeras son excepcionales, así que estoy muy muy contenta. Mañana va a ser un día bonito, seguro.

Pronto os traeré nuevas historias de peques. Espero que mi garganta resista este nuevo asalto.


2015, sigue así, te estás portando divinamente.

IX edición Premios 20Blogs

Ya está aquí, ya ha comenzado, la última edición de los premios 20Blogs, y mi querido Buscalibros vuelve a presentarse para demostrar que mola mucho y que somos grandes (no necesito abuela que me diga nada).




Y aquí estoy yo para pediros un minutito de vuestro tiempo, para que entréis en la web, vayáis a nuestra ficha y nos deis ese voto que nos ayude a llegar a lo más alto. Así que si no queréis que me ponga tan pesada como el año pasado (seguro que alguien de facebook o por whatsapp me bloqueó, lo que es perfectamente comprensible), votad ahora y cuando os reclame vuestro voto, darme en los morros diciéndome que ya habéis votado :)

Os dejo aquí el enlace a nuestra ficha. Recordad que las estrellitas y los comentarios están bien, pero no sirven para que se efectúe el voto. Tenéis que clicar en la casilla donde pone "Vota a este blog" y para aseguraros de que cuenta, tiene que salir el mensaje "Voto recibido".

Cualquier duda que tengáis, ya sabéis dónde me tenéis :)
Gracias anticipadas a ese montón de votos que nos vais a dar. Cuento con vosotros.



Bye bye Alcoraz

Bye bye Alcoraz
Llevo desde el viernes por la tarde queriendo escribir esto, intentando poner palabras a una de las tardes más emotivas de mi vida y realmente no sé ni cómo explicar lo que ha sido esta experiencia, pero lo voy a intentar.

El día 29 de octubre del año pasado comencé a trabajar en el cole Alcoraz de Huesca. Iba aterrada y ya os conté que el primer día fue nefasto. Han ido pasando los días y al poco tiempo ya encontré mi sitio allí, sobre todo gracias a la mejor compi del mundo. Empecé a conocer a los niños, a disfrutar de mi trabajo, a confiar en mí misma... Pero ya se sabe que todo lo bueno acaba, especialmente en la vida de un interino.

Este último lunes ya fui con la sensación de que iba a ser el último que estuviera allí, y no me equivocaba, así que esta semana ha sido una de las más estresantes para dejar todo bien zanjado, no quería irme dejando las cosas a mitad.

Suele pasar que las semanas se pasan lentas y sin avanzar apenas trabajo. Para mí ha sido lo contrario. Y llegó el viernes. Un viernes lluvioso y feo, para ser exactos.

A mediodía tuve la primera sorpresa: mis compis me secuestraron para ir a comer. Fue un bonito detalle y más teniendo en cuenta que acudió una compi que no esperaba. Al terminar de comer ya llegó la primera despedida en forma de un súper abrazo que casi me deja sin aliento.
A las 3, mientras estábamos en plena relajación con los peques, entró corriendo al aula la auxiliar de mi clase que viene algunas horas y me regaló unas bellas palabras, dos abrazos enormes y una tarjeta firmada por ella, la monitora de comedor y los peques con la frase: "Es terrible saber que nos dejas. Te deseamos lo mejor". En ese momento ya empecé a flaquear, casi no pude contestarle. Y al momento se planta mi compi con otra tarjeta rellena de dedicatorias y dibujos de mis niños, que hizo que mis ojos empezaran a brillar. Yo no hacía más que repetirme a mí misma: "no llores, aguanta". Y lo conseguí. Pasó el resto de tarde y al final de la misma sucedió lo impensable: 15 padres de mis peques se colaron en mi aula 10 minutos antes de que sonara el timbre. No sabía ni qué decir ni qué hacer, y una de ellas decidió hablar. Estaban allí para despedirse de mí, darme las gracias por todo y hacerme un detalle. Prometo que estaba temblando mientras abría los regalos: un monedero y un boli preciosos, (ahí yo seguía aguantando) pero el último regalo fue una foto de los peques conmigo enmarcada. Mi frase, con la voz rota y lágrimas en los ojos fue: "Esto a mí no se me hace" y todos nos echamos a reír. Hicieron una fila para abrazarme, darme besos y despedirse de mí con las frases más bonitas. E incluso un par de mamás estaban llorando. Yo no sabía dónde meterme, fue demasiado para mí, sólo podía abrazarme a ellos, dar las gracias y hacerme muy pequeña por semejante muestra de cariño.

Me fui llorando del cole, triste por irme pero muy feliz por la experiencia.

Ahora he vuelto al paro, no sé cuándo volveré a trabajar (espero que sea pronto), ni dónde, pero sé que un trocito de mi corazón se queda en el Alcoraz, en la clase de 4 años A. GRACIAS DE CORAZÓN a todos los que han hecho de esta experiencia algo inolvidable, os echaré de menos.

¿A qué huele?

¿A qué huele?
Al lado de mi aula cuento con un cuarto pequeñito para hacer las tutorías y también para guardar algo de material. Además, es el cuartito que emplea la profe de audición y lenguaje del cole para hacer alguna sesión con los niños de infantil. La verdad que los primeros días me chocaba que apareciera gente por mi clase para llegar al cuartito pero ahora estoy acostumbrada (y los niños también).

Fue el otro día cuando la profe se llevo a unos niños a la clase, y encendió una cerilla para llevar a cabo algún ejercicio de soplar. Una de mis niñas vino corriendo y me dijo: "Huele a fuego" (ya la construcción se me hizo rara, porque se suele decir que huele a quemado, no a fuego, de hecho, ¿a qué huele el fuego?) y me asusté. Por suerte, me di cuenta de que había luz en el cuartito y pensé que habría sido cosa de la profe. Efectivamente, al rato salió un niño para tirar la cerilla en la papelera de mi clase, y el olor a quemado se intensificó. Ahí fue cuando uno de mis peques dijo: "Huele a costillas". 
Me partí de risa, ese ejercicio de asociación de olores me dejó sin palabras.

Alergias

Alergias
Sigo recogiendo grandes momentos en mi clase. El último fue al volver de vacaciones. 

Uno de mis peques tiene problemillas de alergia y le estaban haciendo pruebas. Nos estuvo contando en que consisten las pruebas y al final nos dijo las cositas a las que era alérgico (decir que me sentí muy identificada cuando nombró el perro, el gato, y alguna cosa más) y finalizó su relato diciendo que le daban alergia "los que tenían el pelo largo" (refiriéndose a animales). Pero entonces una de mis niñas comentó en voz alta: "Menos mal que yo tengo el pelo corto".

Casi me muero de la risa. Me encanta trabajar con niños. Estas salidas son lo más.