"Ni subido a una escalera conseguiría besarte" - pensó el pequeño mirando hacia arriba.
Estaba enfadado, muy enfadado pero también muy triste. Había desobecido a mamá y había jugado a la pelota dentro de casa. La mala suerte quiso que el balón rebotara en una puerta y rompiera el jarrón preferido de la abuela. Mamá se puso a gritar, me quitó la pelota y subió mi osito de peluche a lo alto de una estantería. Y yo no puedo dormir si no le doy el besito de buenas noches. Iba a ser una noche muy larga.
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Yo les tenía miedo a aquellos osos, tan grandes y amenazadores...Es un relato cargado de originalidad, tiene un punto de no saber que va a pasar pese a tener tan pocas palabras. Precioso ejercicio de escritura.
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