Una bofetada simplemente duele en el momento (q no es poco e incluso te puede hacer recapacitar de xq te la han soltado), pero los hechos y las palabras se quedan ahí, no se olvidan, siguen en tí haciendo daño... por mucho q alguien me diga: caete de un 10º piso, a ver si te duele!! jajajaja
Cuenta una leyenda que un padre le dio a su hijo, impulsivo y lenguaraz, una bolsa de clavos. Le dijo que cada vez que hiciese daño con la palabra a alguien, clavase un clavo en la puerta de entrada.
El hijo cumplió el encargo y cada vez que se pasaba de rosca, clavaba uno de los clavitos en la puerta de madera.
Cada vez lo hacía con menos frecuencia, pues con cada clavo, reflexionaba y pensaba en lo que había hecho.
Cuando los hubo puesto todos, el padre le dijo que cada vez que se moderase, fuese quitando un clavo de la puerta.
Y lo hizo con rapidez, pues había conseguido templar su lengua y su impulsividad.
Satisfecho le enseñó a su padre la bolsa con los clavos y la puerta desnuda... el padre lo cogió de la mano y le enseñó las marcas que habían quedado en la madera...
¿Ves esas marcas, esas heridas en la puerta? Del mismo modo que los clavos han dejado una huella indeleble en esta puerta, las palabras hirientes, los gestos a destiempo, lo que se dice o hace y hiere a los demás, deja una huella perenne en sus corazones y sus vidas...
Siempre, siempre tengo presente este cuentecillo. Yo, impulsiva, caliente, dada a decir lo que siento, a dejarme llevar, me paro y cuento hasta treinta mil si es necesario. Porque se que las palabras, algunos gestos, son mucho más dolorosas que una bofetada. Porque lo he experimentado en mi propia carne, también.
Nada de perdón por el rollo, ese cuentecillo me encanta (de hecho está en una entrada de hace un tiempo) y la verdad es q ilustra muy bn el tema en cuestión. Yo también suelo ser impulsiva, pero hay q ser capaz de pensar un poquito. Las palabras pueden dar mucha felicidad pero tb hacer mucho daño.
Como ya sabes que me gusta adjuntarte canciones, te dejo un acústico de mi cantautora fetiche (una ostia duele y la verdad también): http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=DnHD-FYvWVI#!
las peores bofetadas son aquellas en las que no se usan las manos
ResponderEliminarLas que se dan con las manos, su marca desaparece, pero aquellas que se dan con las palabras y los actos permanecen.
ResponderEliminarUna bofetada simplemente duele en el momento (q no es poco e incluso te puede hacer recapacitar de xq te la han soltado), pero los hechos y las palabras se quedan ahí, no se olvidan, siguen en tí haciendo daño... por mucho q alguien me diga: caete de un 10º piso, a ver si te duele!! jajajaja
ResponderEliminarCuenta una leyenda que un padre le dio a su hijo, impulsivo y lenguaraz, una bolsa de clavos. Le dijo que cada vez que hiciese daño con la palabra a alguien, clavase un clavo en la puerta de entrada.
ResponderEliminarEl hijo cumplió el encargo y cada vez que se pasaba de rosca, clavaba uno de los clavitos en la puerta de madera.
Cada vez lo hacía con menos frecuencia, pues con cada clavo, reflexionaba y pensaba en lo que había hecho.
Cuando los hubo puesto todos, el padre le dijo que cada vez que se moderase, fuese quitando un clavo de la puerta.
Y lo hizo con rapidez, pues había conseguido templar su lengua y su impulsividad.
Satisfecho le enseñó a su padre la bolsa con los clavos y la puerta desnuda... el padre lo cogió de la mano y le enseñó las marcas que habían quedado en la madera...
¿Ves esas marcas, esas heridas en la puerta? Del mismo modo que los clavos han dejado una huella indeleble en esta puerta, las palabras hirientes, los gestos a destiempo, lo que se dice o hace y hiere a los demás, deja una huella perenne en sus corazones y sus vidas...
Siempre, siempre tengo presente este cuentecillo. Yo, impulsiva, caliente, dada a decir lo que siento, a dejarme llevar, me paro y cuento hasta treinta mil si es necesario. Porque se que las palabras, algunos gestos, son mucho más dolorosas que una bofetada. Porque lo he experimentado en mi propia carne, también.
Besos y perdón por el rollo.
Nada de perdón por el rollo, ese cuentecillo me encanta (de hecho está en una entrada de hace un tiempo) y la verdad es q ilustra muy bn el tema en cuestión.
ResponderEliminarYo también suelo ser impulsiva, pero hay q ser capaz de pensar un poquito. Las palabras pueden dar mucha felicidad pero tb hacer mucho daño.
Mil gracias por la visita!! :D
un besote!
Claudia, sigue existiendo Twitter, Facebook y Tuenti... :P
ResponderEliminarHay personas que no piensan, no es una de sus virtudes.
¡Beso de viernes por la mañana! :)
No insistas muchacho!!! q en este blog cabe todo!! y no m voy a poner estas cosas en el tuenti!!! jajajajaja
ResponderEliminarDesde luego... menuda virtud!! jaja
un beso ;)
Pero que sepas que existen, eh! jajaja :D
ResponderEliminarComo ya sabes que me gusta adjuntarte canciones, te dejo un acústico de mi cantautora fetiche (una ostia duele y la verdad también): http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=DnHD-FYvWVI#!
Hale, ya plasmas tu opinión y esas cosas, jaja :)
Esta chica vale pa´tó!!
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