Ya dicen que más vale tarde que nunca. Y yo por fin he disfrutado de mi último regalo de cumpleaños. A primeros de junio recibí un vale para un masaje completo de espalda y piernas, y lo primero que pensé fue que nada más terminar el curso lo disfrutaría. Junio fue un caos, y julio y agosto han pasado en un suspiro, así que hoy, último día de agosto, ha sido el elegido.
Acabo de disfrutar de un pequeño gran placer que me ha dejado medio grogui.
Una hora de masaje en piernas y espalda (en las piernas me he acordado de toda la familia de mi entrenador de gimnasio, porque las tenía muy cargadas) de la que he salido pringosa como una sardinilla en aceite, pero de un relajado que daba miedo.
Creo que voy a tomar esto de los masajes como rutina cada vez que termine un curso. Regalos así, sí.
Cuidarse, dejarse llevar....un buen propósito.
ResponderEliminarBesos
Hay que pensar también en nosotros mismos :)
Eliminarmua!
Mmmm, menudo placer!! Qué envidia sana que me das!!
ResponderEliminarPor cierto... veo cambios en el blog! Me encantan!
Besitos!
Tengo una madre que me mima demasiado y me encanta! jaja.
EliminarLos cambios están en proceso y es culpa de un amigo :) a mí también me gusta mucho cómo está quedando. Un beso!