El miércoles pasado volví al que fue mi primer cole y a la primera persona conocida que vi fue precisamente a la que había sido mi compañera de nivel. Entramos juntas al centro y en el patio me encontré a la jefa de estudios que iba como loca porque 11 maestros del cole están con la baja y reorganizar todo eso es una locura. Recogí el horario en el despacho de la directora y me fui a la que ahora es mi clase. Por el camino repartí muchos besos y sonrisas, y recibí otros tantos a cambio. Casi todo el profesorado del centro que me conoció sabía que volvía y estaban todos preparados para darme la bienvenida. Me sentí genial.
La única pena es que no llevo a los que fueron mis últimos peques. Pero no pasa nada, porque ya los vi, y se acuerdan de mí. De hecho, las cosas no pudieron ser más peculiares el primer día, porque me tocó ir a su clase a sustituir y entraron en fila coreando mi nombre. Yo estuve toda la hora con una sonrisa de idiota en mi cara imposible de borrar. Están tan mayores que me los hubiera comido a besos.
Y tras estos tres días de cole, sólo puedo decir que estoy acostumbrándome a mi nueva clase (que es trilita), que hemos celebrado carnaval y que ya me he traído a casa los primeros virus. Viva la gripe y la fiebre. Ay... Menos mal que la semana que viene es corta.
Currando otra vez??? Felicidades!!! Vaya bienvenida por parte de tus antiguos alumnos!
ResponderEliminarMuchas gracias! :)
EliminarA por ellos, y los besos, mejor de lejos, que viene la gripe fuerte, fuerte.
ResponderEliminarTendría que haberte hecho caso antes, Pilar, porque este finde ya he tenido a la querida gripe en casa...
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