La lluvia. No me gusta que llueva. Si no tengo que salir de casa, la tolero, porque como tenga que salir... qué mal lo llevo...
Esta mañana he empezado el día divinamente: el despertador ha sonado demasiado pronto (cualquier hora a la que el puñetero aparato suena es siempre demasiado pronto), mi padre estaba de dueño y señor del baño (cómo odio levantarme a la misma hora que él), salgo a la calle y lloviendo a todo llover. Pienso que el día va a ser interesante (por no decir otra cosa). Empiezo a andar y cuando voy a salir de mi plaza, me doy cuenta de que todo el pasaje está inundado de agua (la señora alcantarilla se ha colapsado nada empezar el día) y yo me meto en un charco de proporciones épicas para llegar al curro a la hora, eso sí, con los pies mojados.
Maravilloso. Lluvia, sueño y pies calados. Perfecta combinación.
¿Cómo terminará el día de hoy? Por que no pinta nada bien...
En lo del pelo no quiero ni entrar, porque eso me da para escribir un libro. De los resbalones, acabé estampándome en el rellano de mi casa al entrar por lo mojadas que llevaba las zapatillas, y el paraguas amenazó con darse la vuelta en varias ocasiones... menos mal que hoy ya no llueve...
ResponderEliminarEn ocasiones...las mañanas que empiezan mal se enderezan a media tarde ;)
ResponderEliminarEste día en concreto no se enderezó mucho... bueno, ni la semana en realidad... a ver qué tal ésta.
EliminarLo mejor de todo eso es que luego lo escribes en el blog y hasta te ríes... jaja, besazos!
ResponderEliminarHay que buscar el lado positivo de las cosas :)
EliminarMua!
Tras pasar una temporadita en londres aprendi a tolerar la lluvia y a intentar buscar su belleza
ResponderEliminarTendré que hacer una visita a Londres a ver si le encuentro la magia a la lluvia! jaja
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