No estaba preparada para que llegaras a mi vida. Ni siquiera para conocerte. Demasiadas cosas que atender, pero sobre todo, un corazón que todavía no podía dar amor por el montón de heridas que lleva a cuestas. Ahora está cicatrizando y estoy lista.
Lo primero de todo, es que tendrás que tener paciencia. He perdido parte de mi confianza (tanto en mí misma como en los demás) y ahora voy con pies de plomo. No quiero correr por si me caigo y necesitaré que tu mano agarre firmemente la mía por si tengo miedo de avanzar o por si me tropiezo. Si no quieres cogerme de la mano, me conformo con que pases tu brazo sobre mis hombros. Es un gesto que me encanta. Me hace sentir protegida. Y yo cogeré tu cintura o puede que meta mi mano en tu bolsillo trasero.
Tienes que saber que la sinceridad será lo más importante. Las mentiras duelen. Siempre. Porque siempre se descubren. Y no las soporto.
Deberá gustarte ver películas bajo una manta en invierno, mientras me acurruco cerca de tu pecho. Espero que no te importe que a veces ponga mis piernas sobre las tuyas. Si no encuentro la posición correcta porque mi espalda a veces es muy caprichosa, el colocarte mis piernas encima es un gesto de proximidad.
Algo que tienes que aprender desde ya mismo, es que me encantan los pequeños detalles y los gestos de cariño sin motivo. Y las sorpresas. Pero no hace falta nada material. Seguro que sabes a qué me refiero. Los abrazos y los besos “porque sí” son maravillosos. Yo soy muy de abrazar. Y de dar besos. Y de hacer cosquillas mientras abrazo.
Tendrás que ser mi modelo particular, porque adoro inmortalizar instantes, miradas y sonrisas con mi cámara. Y también tendrás que escucharme, me gusta mucho hablar y que se interesen por mis cosas del día a día. Claro que yo también prometo escucharte y tendrás mi consejo siempre que lo necesites.
Como buena géminis, puedo ser un poquito bipolar y muchas veces dejo que mi niña interior salga a la luz. Eso sólo ocurre cuando tengo mucha confianza con alguien y quiero dejar que me conozca a la perfección. Por eso te pido que a ella también la quieras. Es una parte muy especial de mí que me niego a perder.
Ahora sabes un poquito más de mí y de mis manías, pero no te lo voy a contar todo. Habrá cosas que deberás descubrir por ti mismo.
Te estoy esperando, así que no tardes, ¿vale?